Organizar tu espacio de trabajo
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Recordemos que esta área, también es un reflejo de ti; pero ante tus clientes, es tu carta de presentación.
Muchas veces nos tomamos a la ligera el desorden que tenemos en nuestra área de trabajo, ya que al final de nuestra jornada, quedará todo revuelto otra vez.
Pero esto, puede afectar tu concentración y tu productividad laboral.
La organización de tu espacio de trabajo va más allá de un simple “orden”. La energía que generemos en él, traerá en consecuencia: atraso o progreso, fluidez o estancamiento; así que mantener en él, una buena organización y armonía, tiene muchos beneficios para ti y tu economía.
Hay que tener en cuenta que en nuestro espacio laboral pasamos gran parte de nuestro tiempo,
trabajemos para que ese lugar nos inspire e inspire a nuestros clientes y aprendices. Puedes valerte de todo lo que te parezca cool: música, velas, aromas, cuadros, fotografías, luces, etc. Solo recuerda no saturar.
Reorganiza y separa tus productos: se vale voltear todo de cabeza para acomodar nuevamente, y así, tener mejor ubicados todos nuestros productos, herramientas y utensilios.
Eso sí, es muy importante acomodar en prioridad de alcance, de lo que más ocupamos, a lo que menos.
Si no cuentas con suficientes muebles para guardar tus productos, ocupemos lo que podamos: cajas, huacales, cajoneras, o lo que esté a nuestro alcance. Eso sí, no olvides etiquetarlos.
Delimita con exigencia tu espacio. Es muy importante que solo en tu área laboral, tengas todo lo referente a trabajo. No permitas expandirte y que poco a poco vayas a otros lugares de casa, o del lugar donde te encuentres.
Fluye y dile adiós a lo que no usas: permite que lleguen cosas nuevas, y para esto, hay que soltar.
Libérate de todo lo que ya no necesitas. Y hay que ser honestos con nosotros mismos, algo que no hemos utilizado en un año o más, es algo que realmente no necesitamos.
También me parece buena idea tener un pequeño pizarrón o un tablero de corcho para organizar nuestras tareas o poner recordatorios importantes.
Me despido recordándote que absolutamente todo, es energía, ¡pongámonos las pilas y hagamos que fluya a nuestro favor!
¡Hasta la próxima!